La banalización de lo esencial; desde Vargas Llosa hasta Tic Tok

Por Anner Victoriano

En su incisivo  ensayo “La civilización del espectáculo”, Mario Vargas Llosa denuncia un fenómeno contemporáneo alarmante: la conversión de la cultura en puro entretenimiento. Según el Nobel peruano, la cultura ha perdido su vocación crítica y reflexiva para convertirse en un espectáculo que busca seducir a las masas, más que elevarlas.

El mundo actual parece obsesionado con la imagen, la superficialidad y el consumo inmediato. Lo importante no es la profundidad, sino el impacto fugaz. La televisión y las redes sociales se han convertido en templos de la trivialidad. La política, el arte e incluso la religión se han visto reducidos a espectáculos mediáticos, donde el sensacionalismo triunfa sobre la verdad.

Vargas Llosa advierte sobre las consecuencias de este cambio: una ciudadanía cada vez menos exigente, dispuesta a aceptar la mediocridad y a confundir el éxito con la notoriedad. La cultura, que antes representaba la memoria crítica de la sociedad, se ha disuelto en una constante fiesta de apariencias.

El desafío es urgente. Necesitamos recuperar el sentido profundo de la cultura: su capacidad para cuestionar, para incomodar y para iluminar. No se trata de condenar el entretenimiento —que tiene su lugar y valor—, sino de exigir que no sustituya lo esencial. La cultura debe seguir siendo un espacio de diálogo, un refugio de ideas y un camino hacia la libertad.

En un tiempo dominado por el espectáculo, rescatar la cultura como antídoto contra la banalización es un acto de resistencia. Quizás ahí radique la verdadera revolución: en volver a darle sentido a la palabra, al arte y al pensamiento. Porque sin cultura, solo nos queda el eco vacío de una sociedad que, fascinada por el brillo, ha renunciado a su propia profundidad.

Y ahí los dejo, tengo que postear unas fotos y ver Tic Tok.